Hoy me siento a escribirte la mejor manera que conozco para expresar las cosas que nos molestan sin herir a nadie.
Desde que me levanto hasta que me acuesto, veo conductas expresadas de manera errónea que más que comunicar lo que hacen es distanciar. Y no sólo distanciar, también generan más peso a esa maleta que todos tenemos en nuestra espalda y que resulta complicado a veces desprenderse de ella. Y estas conductas están ahí, donde menos te lo esperas, en cualquier conversación diaria, con tus amigos, con tu jefe, con tu pareja, con tu familia, con cualquiera que tenga una suma considerable de problemas a la espalda y no sepa cómo o de qué manera expresar lo que siente.
¿Sabes que podríamos evitar la mitad de malentendidos, enfados, y conflictos que surgen a diario? ¿Sabes que podríamos crear una receta mágica de emociones y conductas que prevenga una guerra?
Te pongo en situación: “Imagina que estás hablando con una persona, y que esa persona no tiene ninguna intención de “hacerte daño” pero te dice, sin que le preguntes y de una forma impositiva, que te queda fatal la ropa que llevas puesta hoy, y que qué mal gusto tienes, que estás casi fuera de la onda y que le da vergüenza ajena salir así contigo por la calle. Todo esto sacando los valores de sinceridad y de honestidad dentro de la conversación para que no tengas manera de refutarle nada, ya que “ha sido sincero”. Los demás te dirán que lo dejes pasar y no dejes que te afecte porque es una tontería y ya sabes cómo es esa persona que siempre dice las cosas así”.
Pues a mí me gustaría en este pequeño espacio de papel, enviarles un mensaje a todas esas personas que no saben decir las cosas:
Y es que aprendan a expresar sentimientos negativos y no se queden con una sensación muy molesta dentro de sí mismo, y sobre todo que entiendan que cada conducta tiene un efecto directo en las personas que, o es muy positivo o puede generar mucho daño. Y lo que decimos o hacemos tiene consecuencias directas, y no hay que evitarlas, o hacerlas transparentes (fingir que no han ocurrido), hay que resolverlas, ya que sino sólo conseguiremos llenar más nuestro saco en la espalda hasta que un día reviente”.
Lo que hay que hacer es:
1.Definir la conducta que me molesta.
2.Acercarme a la persona y expresar el sentimiento que me produce esa conducta.
3.Sugerencia de cambio con respecto a la conducta no a la persona.
Tengo que aclarar una cosa en estos puntos, y es que en el momento que me ha afectado, si no tengo un mecanismo para gestionar las emociones, la comunicación en ese momento lo único que hará es producir un conflicto mayor. Al esperar un poco de tiempo y que las emociones estén más normalizadas, será cuestión de decirle exactamente qué conducta me ha hecho sentir mal, y sugerirle que cambie esa conducta, no que cambie la persona.
¡La sensación final es placentera para ambos lados y habremos educado a la otra persona sin darnos ni cuenta!
Esto a veces es suficiente para que eso cambie y no se repita, aunque a veces no.
Si la persona sigue repitiendo la misma conducta, ahí tienes que tomar una decisión, y actuar. Y dentro de esta decisión tienes que elegir si merece la pena seguir en contacto con esta persona o es preferible alejarte de ella.
Recuerda que es a ti a quien molesta la conducta y quien tiene que decidir ya que, muchas personas no son capaces de generar cambios porque para ellos no es ningún problema, sino todo lo contrario, es a veces hasta gratificante.