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Con respeto
10 Jul, 2021
Por Roxana Gutiérrez
Psicóloga General Sanitaria colegiada nº T-3246 | Miembro de la División de Psicología clínica y de la salud del Consejo General de Psicología de España

Somos personas diferentes que, a veces, se nos olvida el respeto. Se nos olvida, en cierto modo, que no compartimos los mismos pensamientos, ni tenemos las mismas maneras de hacer las cosas. Y esta actitud de respeto es algo  que cada vez veo menos presente en la sociedad. Parece que se ha convertido en una medalla, un poder, un privilegio, cuando solo es una mera actitud hacia los demás.

El respeto es una actitud  que permite que otro en su vida haga lo que considere adecuado. Das la posibilidad de que otro tome decisiones en su vida, que vaya a donde quiera, que opine diferente que tú, incluso casi llegando al bando contrario. El respeto se expresa con la empatía. ¿Alguna vez has oído hablar sobre esta habilidad? La tenemos las personas para ponernos en las circunstancias de los demás. Es decir, que no siendo ellos, llegamos a identificar cuáles pueden ser sus emociones, pensamientos o creencias, sin tener la necesidad de compartir su idea o pensamientos.

Es muy importante aquí remarcar el concepto de respeto alejado de lo que actualmente se ve como “ganarse el respeto”. Y es que uno se gana el respeto de otra persona cuando demuestras conocimientos y valores. Pero, no sé si ustedes han notado  hoy en día parece que ganarse el respeto es faltarlo. Son conceptos muy diferentes. Una falta de respeto se produce cuando una persona que toma una decisión es juzgada por otras, criticándola de una manera verbal o incluso a veces, de una manera física. Cuidado:  la gente tiene mucho derecho de opinar, pero no tienen derecho de ser agresivos e impositivos y de plantear que sólo su verdad es la suprema y la única razón que existe. Está claro que las experiencias y aprendizajes  de los demás son completamente diferentes a los nuestros, y que además, esto supone tener una interpretación muchas veces opuesta. En cambio, el respeto natural es  entender que somos diferentes y es normal que no pensemos de la misma manera.

Por otro lado, no hay no que confundir el respeto con el miedo. Se produce cuando viven una realidad de peligro, y suelen darse en un contexto en el cual otras personas tienen poder sobre ti, y tú ‘les respetas’ porque tienes miedo a lo que pueda pasar. También está el miedo encubierto llamado ‘respeto’,  que se produce cuando percibes que una persona puede hacerte daño. Fíjense que en ambos casos, no es respeto, es solo miedo. Y el miedo es esa emoción primaria que nos ayuda a protegernos.

Por último, no puedo terminar de hablar sobre esta actitud sin nombrar el famoso “respeto a uno mismo”. El concepto tan utilizado en la literatura positiva que muchas veces está presente de una manera invisible en nuestra rutina. Simplemente es (ya saben que me gusta ser muy clara ), permitir tomar las decisiones que quieres sin la influencia externa. Cuando tú te lo permites, es cuando te estás respetando. Este respeto a ti mismo es también la mejor manera de aceptar al resto de personas que tenemos en nuestra vida.

Y solo manteniendo esta actitud de respeto entenderás que vivir se centra mucho más en un estado placentero y de tranquilidad, que en una continua guerra. Porque cuando respetas, y te respetas, consigues ese punto de bienestar que no sólo suma, sino que nunca resta.